El
pececito tito
Javier tenía un
pez muy bonito llamado Tito. Cuando
volvía del colegio se quedaba mirándolo
nadar en su pecera redonda. Le encantaban
sus colores y el movimiento de sus aletas.
Lo veía como con su pequeña boca
dibujaba la O. Y Javier le decía O de
océano. Siempre que volvía del colegio
subía a su habitación a ver a Tito. Su
mamá le subía la merienda y comía
junto al pececito y siempre le decía: O
de océano.
Una tarde al volver del colegio, nota en
Tito algo extraño. Abría la boca de
forma diferente, parecía que decía una
A y no una O. Javier le dijo a Tito: A de
aleta. Pero al día siguiente el pececito
describía una E, la I y también la U.
Javier quedó alucinado al notar que su
pececito podía deletrear las vocales.
Bajó de inmediato a contárselo a su
madre, que hablaba por teléfono con su
tía. Y ella se rió de la imaginación
de Javier y le relataba a su tía lo
sucedido con gracia. A Javier le molestó
la actitud de su mamá y pensó que
sería mejor no insistir con el tema. El
pececito comenzó con la A, B, C y D.
Para la sorpresa de Javier el pececito
conocía el abecedario.
Se preguntó una y otra vez, como podía
ser, que su pececito aprendiera solo el
abecedario. Y recordó que Tito antes de
vivir en su casa, vivía en la escuela.
En el aula de primaria y que durante el
verano, la maestra pidió que alguien se
lo llevara a casa para cuidarlo y ese
alguien había sido Javier. Como el
pececito estaba a gusto en su habitación
se quedó y al colegio no volvió.
Ahora Javier entendía donde había
aprendido Tito el abecedario. ¡En la
escuela!
Javier todas las tardes mientras
merendaba le iba recordando las letras a
Tito. E, F, G, H, I, J, K
Otro día L, M, N, O, P; y al día
siguiente Q, R, S, T, V, W, X, Y y Z.
Finalizaba el abecedario y volvía a
empezar.
El pececito imitaba la postura de la boca
de Javier. Un día, ante la sorpresa de
Javier el pececito comenzó a juntar
letras y formar palabras. Javier no
entendía lo que decía el pececito y se
le ocurrió una idea. Apuntaría en un
papel las letras que el pececito iba
diciendo para formar la palabra.
Y comenzó a apuntar lo que le deletreaba
Tito: B, A, R, C, O.
- Barco, quieres decir barco tito.
¡Exclama Javier!
Y tito continúa, O, L, A, S
- Olas, dijo Javier. R, E, D: red, gritó
alegre.
Tito estaba agotado y no intenta decir
más nada.
Barco, olas y red. Pensaba Javier. ¿Qué
le habrá querido decir Tito?.
Al día siguiente, repetía lo mismo:
Barco, olas y red
Pasaban las semanas y Tito solo decía
esas palabras, hasta que un día agregó
M, A, R
Javier le dijo a Tito con la voz
temblorosa: -¿Qué me estás queriendo
decir Tito?
Tito deletrea nuevamente: O, L, A,
S y agrega J, U, G, A, R.
Javier le dice: ¿Quieres jugar
con las olas Tito?
Tito contesta con una N y una O
Javier se sintió muy triste por no poder
entender a Tito. Pasó unos días sin
jugar con él. Pero decidió no darle la
espalda e intentar comprenderlo. Javier
se sentó frente a la pecera con un
lápiz y papel. Unía las palabras: Olas,
barco, red, jugar. Pensaba, pensaba,
pensaba. Y PUM, descifró el acertijo de
Tito.
Se acercó a la pecera y le dijo a Tito:
¿Jugabas con las olas y una red
de barco te atrapó?
Por desgracia de Javier, Tito contestó:
S, I
Javier deja de lado al pececito por unos
días y pensaba: Tal vez Tito solo quiere
contarme su historia
¿Querrá irse de nuevo a jugar con las
olas? Le daba miedo pensar que podía
separarse de Tito.
Javier toma
coraje y se acerca a la pecera para salir
de dudas y el pececito se adelanta
deletreando:
-L, I, B, E, R, T, A y D. A Javier no le
quedaban dudas. ¡Tito quería ser libre!
Y estaba en su derecho
Javier le dijo: -¿Tito tú me quieres?
Y tito contesta S, I
Javier le pregunta: -¿Entonces porqué
te quieres ir?
Tito contesta: C, A, S, A
Javier le dice que ésta es su casa.
Y tito le contesta. M, A, R
Javier comprendió que su casa era el mar,
donde estaban sus amigos, donde podía
jugar con las olas y gozar de la libertad.
Entendió que si quería a Tito debía
darle libertad. Tito deletrea: M, U, E, L,
L, E y a continuación F, A, R, O. Javier
no entendía. Tito le deletrea: V, E, R,
A, N, O
Y Javier comprende lo que Tito le quería
decirle: Que podían verse los veranos en
el muelle junto al faro. Lo dice en voz
alta y Tito responde: S, I.
Javier se fue a dormir con una sonrisa y
una solución.
Al día siguiente les pidió a sus padres
que lo acompañaran al muelle del faro y
arrojó a Tito al mar.
Todos los veranos Javier se pone sus
aletas, sus gafas de agua y lleva un
puñado de pan al mar. Se encuentra con
Tito y pasan un día fenomenal.
Colorín colorado este cuento pasado por
agua, se ha acabado
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